Overlanding a Braganza: Una Aventura Inolvidable
Después de dos horas de adquirir información sumamente valiosa sobre la vida de los lobos en las tierras zamoranas, nos encontramos en una encrucijada. El cansancio empezaba a hacer mella en nosotros, especialmente después de una noche algo atípica en nuestra ruta de overlanding en Portugal.
La idea de regresar a casa comenzó a rondarnos la mente. Sin embargo, la tentación de quedarnos y explorar un poco más era demasiado fuerte. Decidimos echar otro vistazo al mapa y descubrimos que a aproximadamente una hora de distancia se encontraba Braganza, una ciudad que ya pertenece a Portugal.
Descubriendo Tesoros Rurales en Nuestra Ruta Overlanding a Braganza.
Dado que no sabíamos cuándo volveríamos a pasar por esta zona, optamos por continuar nuestro viaje en esa dirección.
Pusimos la ruta en nuestro GPS de Google y, para nuestra sorpresa, nos guió por un camino que no parecía la opción más directa (estoy seguro de ello), pero a medida que avanzábamos, nos dimos cuenta de que nos conducía a través de encantadoras aldeas que, de otro modo, hubiéramos pasado por alto. Estas aldeas eran auténticas joyas ocultas, con casas que recordaban a las típicas construcciones que habíamos visto en la zona de Asturias, calles empedradas y un auténtico atractivo turístico.
La elección del camino menos convencional nos permitió descubrir tesoros escondidos y experimentar la verdadera riqueza cultural de la región. Fue un recordatorio de que a veces, en los viajes, los desvíos inesperados pueden llevarnos a lugares maravillosos y llenos de autenticidad.
Después de varias curvas y cambios de rasante, en cada uno de los cuales lográbamos descubrir un nuevo paisaje, sin darnos cuenta, estábamos cruzando la señal de entrada a Portugal. A medida que avanzábamos, nos encontramos con una garita abandonada, un vivo reflejo de que estamos inmersos en un proyecto común llamado Europa y en un espacio, el espacio Schengen, que ha permitido eliminar las fronteras para todos los ciudadanos que habitan en esta región.
La transición de un país a otro fue sutil, pero nos recordó la belleza de la unión europea y la facilidad de viajar sin trabas fronterizas.
Overlanders en Braganza si, pero no tanto…
Después de dos días de estrés intentando arreglar la ventanilla de nuestro vehículo y una noche un tanto movidita, con ciervos berreando prácticamente al lado de nuestra oreja y lobos a cierta distancia que imponían respeto, decidimos que era hora de tomar un merecido descanso.
Después de 5 días de travesía de overlanding, buscamos un hotel donde poder relajarnos.